Os odio a todos, que lo sepáis.

Esta es la luz de la mente, fría y planetaria.
Los árboles de la mente son negros. La luz es azul.
Las hierbas se lamentan a mis pies, como si yo fuera Dios,
hiriendo mis tobillos murmuran su humildad.
Espirituosas brumas humeantes habitan este lugar
separado de mi casa por una hilera de lápidas.

Sylvia Plath

Páginas en blanco que chillan y chirrían y piden ser liberadas, como niñas hambrientas en un sótano de secuestros y privaciones ¿Quién vendrá a liberarlas?

¨Flores santas flotando en el aire, eso eran todos aquellos rostros cansados en el amanecer de la América del Jazz¨

Kerouac,

el liberador.